Soy la venganza de un hombre muerto - Alberto Valle (Editorial Alrevés, 2019)
Mi veredicto corto:
Una novela de putísima madre.
El largo:
Si contásemos con un mercado editorial medianamente decente, Alberto Valle estaría jugando en primera división (si no desde hace tiempo, ahora, con seguridad). Ya en sus anteriores novelas (las de Palop) había demostrado sobrada valía y eficiencia como narrador, con un gran manejo de los tiempos, la acción y las emociones (en su justa dosis), además de ser, por supuesto, un escritor hecho y derecho (en los tiempos que corren, esto siempre hay que aclararlo). Con Soy la venganza de un hombre muerto, digo, ha forzado la maquinaria, consiguiendo una obra madura, crítica y humana, sin abandonar por ello el género negro en el que tan bien sabe moverse.
Los acontecimientos de la novela no paran de sucederse, con giros sorpresivos prácticamente desde el comienzo, así que intentaré describir la experiencia lectora sin contar el argumento.
La obra transcurre entre 1952 y 1991 (aunque concentrando la acción en 4 segmentos temporales de tres semanas o menos, a razón de uno por década), en la ciudad de Barcelona y alrededores. Destaca la ambientación, ya que Barcelona se comporta como un personaje más. Gracias a un impecable trabajo de documentación, los personajes parecen crecer, evolucionar, mutar y declinar al mismo ritmo que lo hace la ciudad (o viceversa, ¿quién sabe?). El transcurso de los años envejece y afea a Barcelona, que es testigo de la decadencia de los protagonistas. Todos estos, tipos poco recomendables, marginales y egoístas que, si no eran delincuentes al principio, lo serán antes de promediar la lectura. El único personaje que, a su manera, cree en el deber y en la justicia, terminará convertido en criminal por hacer lo que cree correcto; degenerándose por ello cada vez más, tal como lo hace la ciudad.
Se trata de una novela negra de las crudas, bien pulp, donde la violencia está siempre latente, aunque solo se manifieste a lo bestia en momentos señalados (que, por este motivo, resultan más duros aún). Es que Soy la venganza de un hombre muerto toma mucho de la literatura popular y, a pesar de contar una historia hiperrealista, tiene elementos de claro corte folletinesco (sustitución de personalidad, traiciones conyugales, venganzas que duran toda la vida, chica pobre rescatada por hombre rico, hijo que ignora quién es su verdadero padre…) Sin embargo, cuando aparece uno de estos elementos lo hace para imprimir sobre la historia un giro de mayor profundidad que lo torna verosímil, huyendo siempre del melodrama.
La novela parece armada de retazos en dos sentidos.
El más obvio: La historia está narrada en primera persona, pero el sujeto de enunciación cambia a cada escena, siendo muchas veces el personaje que lleva la carga de la acción y, algunas otras, un testigo más o menos pasivo de los hechos. Esto, lejos de parecer un ejercicio de estilo, sirve para dotar de peso y volumen a la historia, ya que cada personaje aporta su punto de vista y sus reflexiones acerca de lo que está sucediendo, opinando sobre el resto de personajes y los hechos pasados que los condujeron hasta allí. Si sumamos que toda la narración es en tiempo presente (cada narrador solo conoce los hechos hasta ese momento y sus propios planes), el resultado es de un realismo prácticamente documental. En ningún momento parece que estemos leyendo una obra de ficción. Así mismo, la multitud de narradores no resulta confusa, ya que la trama es lineal y con una marcada tendencia a avanzar en base a los hechos, más que a descripciones o soliloquios. Además, a lo largo de los 40 años que abarca la novela, los protagónicos son solo dos (un criminal disfrazado de hombre respetable y su némesis), a cuyas voces se unen en cada década, las de otros 4 o 5 personajes de su entorno (es menos complejo de lo que parece, ya que los cambios de narrador se encuentran perfectamente separados en el texto).
El otro motivo por el que digo que el libro se me antoja armado de retazos: Cada tanto, entre un día y el siguiente, aparecen notas periodísticas o cartas que informan sobre parte de la acción. Las cartas (que son pocas y cortas), se usan para avisarnos que un personaje está al tanto de tal o cual acontecimiento (por ejemplo; «hijo mío, tu padre es fulano»), pero evitándonos la sensiblería de su reacción, cosa que se agradece y me parece un hallazgo.
Con las notas periodísticas, tengo una sospecha: Creo que el autor ha seleccionado, antes de comenzar su trabajo, una serie de artículos de periódicos (crímenes, accidentes anónimos, etc.). Una vez establecida la cronología de estos recortes, imaginó a los personajes y construyó la historia que los unía. Si ese fue el método, le agrego otra medalla. Si no fue así, no me lo digan, porque merecería serlo…
Hasta aquí puedo contar de qué va Soy la venganza de un hombre muerto sin destripar la acción. Y conste que la acción es lo que prima en el texto. Para que os hagáis una idea: el autor, usa la tipografía (cuando procede) como un elemento narrativo más (como si fuese un cómic): mayúsculas para hacer notar un GRITO, palabras entrecortadas pa… para infor… mar… nos de que a un personaje le cuesta hablar, etc. Esto lo he visto otras veces (con mayor o menor tino). En este caso, el recurso se dosifica adecuadamente y nos ahorra un montón de adjetivos y descripciones necesarias, pero anodinas, ya que lo importante es siempre (SIEMPRE) lo que pasa. (¿Puedo decirlo?: Cuantos más qués y cómos, menos por qués, algo identitario del pulp).
La edición:
Sobria y convencional, aunque muy adecuada si tenemos en cuenta que apunta a un público amplio. No conocía a la editorial y este es el único libro de Alrevés que obra en mis manos. Igualmente me saco el sombrero ante el diseño de colección, la maquetación, la elección del papel (aguanta más de 10 días en el bolso de la dama o la mochila del caballero sin acusar trajín alguno) y la corrección de texto (aunque me late que Valle no debe haberles dado mucho trabajo en este sentido).
Resumiendo:
Como dije al principio: Una novela de puta madre. Para leer en el metro, en la oficina, en la hora del almuerzo, en casa o fuera, en la montaña o en la playa (aunque en este caso, llévense otro libro de repuesto, porque este se lo acabarán en dos tardes).
Recomendación:
Compren y lean Soy la venganza de un hombre muerto. Para aquellos de ustedes que solo consumen libros contemporáneos, será la mejor novela que leerán en años.